El pueblo nunca apoyará algo que desconoce

Tan pronto se inicie el 2017, los movimientos progresistas y las organizaciones de izquierda saldrán a las calles a desahogarse. Esta vez lo harán, y con sobrada razón, aludiendo  el monumental acto de corrupción  que involucra las firmas Odebrecht y su afiliada Braskem y a funcionarios del pasado y actual gobierno.  También a reclamar y a rechazar la reforma penal y la laboral.

Algunos saldrán a insinuarle al pueblo la urgencia de lanzarse a las calles para exigir, entre otras cosas, educación adecuada,  la asignación de Loma Miranda como parque nacional, la abolición de la sentencia 0168-13 del Tribunal Constitucional,  para decir no a la Contra-Reforma Laboral, no a la impunidad gubernamental, no a los contratos mineros, no a la Barrick Gold y  a demandar cárcel para los corruptos.

Y vuelvo a preguntarme, ¿cómo,  exigir soluciones “curitas” desde las calles garantizarán  el respeto a los bienes del pueblo y el bienestar de todas las familias dominicana?

¿Por qué, los grupos marxistas no aprovechamos las movilizaciones para, además de las repetitivas arengas de “pa’ la calle”, explicarle al pueblo los objetivos que se tratan de alcanzar y  las subsecuentes  que deberán ocurrir para alcanzar esos objetivo?

Si todos los que invitan pa’ la calle entienden que sus demandas no pueden ser, ni serán cumplidas por el gobierno de turno, entonces, porque no usar estas movilizaciones para, además de las consignas,  despertar al pueblo de su letargo con mensajes dirigidos a  los trabajadores y a los excluidos para que  entiendan las verdaderas causas de su míseras situación social y económica.

Los marxistas dominicanos, de una u otra forma,  debemos participar en estas movilizaciones con el objetivo de  educar y a crear conciencia de clase que permita agilizar  la organización de la clase trabajadora para que, con el poder que da un pueblo consciente y enfocado en objetivos comunes, rompa las cadenas que lo mantiene hundido en el fango de la neo-esclavitud y condenado al sufrimiento eterno.

Que el 2017 sea el año donde las movilizaciones,  las actividades de protesta y las demandas populares sean usadas, no para crear falsas esperanzas en el seno de nuestro pueblo,  sino para despertar, para educar y para crear conciencia de clase entre los campesinos, trabajadores y excluidos.

Si así ocurre, algún día podremos acompañarlo a disfrutar de la dignidad y el bienestar social y económico con que hoy sólo puede soñar,  de lo contrario, estaremos perpetuando, con o sin intención, las acciones y los hechos que mañana saldremos a repudiar.

Felipe Lora

1/1/2017

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