Es por eso que cuando usted aterriza en “su” nación, lo que encuentra es una jungla llena de oficiales leones y leyes abusivas tratando de robarle, legalmente, lo que trajo para disfrutar de “su país”.
Imagínese que usted, como los dos millones de dominicanos que viven en el exterior, nació pobre. Si así lo hiso, usted llegó al mundo después de haber sufrido las consecuencias de una malnutrición, quizás crónica, infligida por la falta de recurso de su madre y/o por el pésimo servicio que recibió su madre en algún centro de maternidad de la nación.
El día de su nacimiento, si naciste en un hospital, lloraste, pero no buscando aire, sino porque viste la forma indignante que usa el sistema para tratar a las madres pobres.
Al llegar a tu hogar comenzaste a sentir las consecuencias de haber nacido, como tus padres, pobre.
De la pobreza de tu madre, heredaste su inmunidad adquirida y lograste sobrevivir. Aunque pasaste por un largo estado de desnutrición, lograste llegar a la pubertad viviendo en un estado de constante privación.
Al descubrir tu estado de miseria, y el significado de ser pobre, concentraste tus sueños en los insignificantes objetos físicos que para jóvenes de la clase media eran/son ordinarios.
Con sólo 12 años, ya tenía responsabilidades propias de un adulto. De lunes a viernes limpiabas vidrios y vendía periódicos para ayudar a tus padres con los gastos del hogar.
Siendo ignorado por el sistema llegaste a adulto. Viste como unas pocas familias, con miembros en el exterior, lograron escapar de la terrible situación a la cual tu estaba condenado/a o subieron de status en tu comunidad.
Soñando en convertirse en uno de esos dos millones de exiliados económicos comenzaste a planear como “espantar la mula’ y largarse del país donde, a pesar de sentirte orgulloso, usted, para el sistema, no existía.
Según ellos, usted consume alimentos, produce basura, llena las escuelas y los hospitales, consume agua potable, y crea problema de viviendas, “inseguridad” y de salubridad. Para ellos, usted y los más de dos millones que se largaron del país que aman, son o eran considerados “una carga para el estado”.
Ellos alegan que, por su existencia, deben “gastar” millones exportando o produciendo los alimentos que consume, millones en camiones y personal para colectar la basura que usted produce, miles de millones para construir y equipar las escuelas a las que usted asiste y para pagar el salario del personal y los maestros que le enseñan, millones para purificar el agua que se bebe, miles de millones para equipar y entrenan a los policías encargados de su “seguridad” y muchos miles más en el sistema de salud que usted y sus familia usan para para mantenerte saludables.
Pero no te extrañe, pues ellos son líderes ineptos que, convertidos en lacayos de la oligarquía y del sistema que te desecha, son elegidos por una minoría de la población que se dejan engañar por los que se benefician de tu terrible situación.
¿Y cómo lo hacen?
Ignorando que usted existe.
Para ellos es más “productivo” que usted no exista porque, si usted “no existe”, ellos se “ahorran” lo que deben invertir en escuelas equipadas y con profesores bien preparados, y lo que deben invertir en calles asfaltadas, en acueductos, en vivienda, en alimentos básicos, en hospitales, en equipos médicos y en el personal de salud necesario para cumplir sus responsabilidades de atenderte.
Ellos saben que si te ignoran podrán “ahorrar” miles y miles de millones de dólares que más tarde podrán invertir en “programas especiales” que se inventan para repartir tu dinero entre corporaciones extranjeras y locales dirigidas por empresarios lacayos del sistema capitalista que, por ganancias, te mantiene en la miseria y que no te deja otra alternativa que la de largarte del país.
Pero el negocio de la pobreza no termina hasta que no te sume a los más de dos millones que se vieron forzados a emigrar antes que tú. El ciclo se cerrará cuando emigre y comience a enviar remesas a la familia que dejaste en el barrio marginado, en la “cañá” o debajo del puente.
Para que entender el negocio de la pobreza, considere lo siguiente:
El Estado Dominicano, en lugar del invertir casi 10 billones de dólares para cumplir con su responsabilidad de proveer la oportunidad de educación, seguridad alimenticia, salud, vivienda, trabajo digno, recreación, seguridad social y económica para los dominicanos exiliados y para el pueblo en general, decide ignorar sus responsabilidades, ahorrarse esos billones e ignorar el problema de emigración ilegal y peligrosa, con la esperanza de que el número de “Dominicanos Ausentes” ¡suba de dos a tres millones!
¿Por qué?
Porque de esta manera, los que “nos gobiernan”, tendrán 10 billones de dólares más para repartirse y un bono de 15 billones de dólares más que 3 millones de exiliados económicos podrían enviar a la “amada” República Dominicana.
Según el Banco Central, en el 2021, los exiliados económicos aportaron, en divisas ¡más de 10, 000, 000,000 de dólares!
Para que entiendas, esa cantidad es suficiente para entregarle a cada dominicano (niño, joven, adulto y anciano) la suma de mil dólares o cerca de 55,000 pesos al año.
Imagínese, Puerto Rico, con una población de 2, 870,000 habitantes tiene un presupuesto anual de 10 billones de dólares. La misma cantidad que los exiliados económicos dominicanos envían a nuestro país.
Una “carga” convertida en bendición para los que se enriquecen del erario y los negocios del gobierno.
¡Con razón, los problemas de la pobreza indignante y el de la emigración ilegal nunca se solucionarán bajo este destructivo y empobrecedor sistema!
Y pensará usted que con este tremendo aporte a la nación, esos exiliados económicos serán tratados con dignidad y con agradecimiento por las autoridades de turno, pero…recuerde, quienes nos gobiernan son ineptos comerciantes de la política y solo piensan en como enriquecerse.
Es por eso que cuando usted aterriza en “su” nación, lo que encuentra es una jungla llena de oficiales leones y leyes abusivas tratando de robarle, legalmente, lo que trajo para disfrutar de lo que usted cree, todavía es su país.
Desgraciadamente es la realidad de los exiliados y de los familiares y amigos que dejamos. Sin embargo hay forma de detener esta bochornosa e inaceptable situación, lo cual será el tema de mi próxima entrega. Mientras tanto, a prepararnos para recuperar lo que nos pertenece.
Felipe Lora
Felipe @ lora.org
22/3/22